domingo, 2 de junio de 2013

LA COMPAÑÍA DE JESÚS (siglo XVII – XVIII)

LA COMPAÑÍA DE JESÚS (siglo XVII – XVIII)

La Compañía de Jesús fue una orden religiosa de la Iglesia Católica fundada en 1540 por San Ignacio de Loyola.
Durante el siglo XVII-XVIII la Compañía de Jesús llegó a controlar gran cantidad de territorios dedicados a la agricultura y a la explotación de minas. Del mismo modo comenzaron a desarrollar una gran actividad intelectual y a aumentar su poder financiero, ganando así peso social e influencia política.
Como consecuencia directa de ello, los gobiernos ilustrados de la Europa del siglo XVIII confabularan para acabar con la Compañía de Jesús y expulsarla de Europa.
En primer lugar, La Compañía de Jesús fue expulsada del Reino de Portugal en 1759 acusados de promover un atentado contra el rey. Posteriormente en 1762 son expulsados del reino francés donde ya existía una situación polémica entren Jesuitas y Jansenistas*, situación que fue aprovechada para revisar la legalidad de la Compañía de Jesús y se consideró que ni la compañía ni su doctrina laxista era compatible con la Monarquía francesa.
En 1767, la Compañía de Jesús es acusada de instigar el Motín contra Esquilache y es expulsada de España para un año más tarde ser expulsada de nuevo de Nápoles y del Ducado de Parma.
Finalmente en 1773 el Papa Clemente XIV presionado por las Cortes Católicas se ve obligado a firmar el documento Dominus Ac Redemptor en el que se disuelve la compañía y la Iglesia se ve recompensada por ello al recuperar Aviñón, El Condado Venesino y los Señoríos de Benevento y Pontecorvo.
A los jesuitas expulsados solamente se les permitía llevar consigo sus efectos personales y un libro, todas las demás posesiones pasaban a manos de la Monarquía de cada territorio.

*Distinción entre Jesuitas y Jansenismo:

Los jansenistas consideran que Dios predestina a los hombres a la salvación por un decreto absoluto de su omnipotencia por medio de la “Gracia Eficaz” es decir que la gracia le es debida, mientras que el pensamiento jesuita da mayor libertad al hombre en cuanto a la salvación: “Dios conoce al hombre y sabe si él se salvará o se condenará” Dios concede una gracia suficiente para salvarse y quien la aprovecha y vive obrando bien se salvará.

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